Texto y selección: Manuel Recio
Si hubiera que definir el soul por su geografía, Memphis sería uno de sus epicentros más importantes. Y dentro de la ciudad sureña, en su barrio sur, donde vivían los negros, encontramos uno de los emblemas de la música soul: Stax Records. Su sonido, su catálogo, su forma de producir y sobre todo los maravillosos artistas que pasaron por allí, hacen de Stax uno de los sellos más importantes de la música soul y por extensión de la música negra. Listas Spotify: el soul de Stax Records recorre su legado a través de algunos de sus hits más universales.
En un viejo almacén del 926 de la Avenida McLemore de Memphis, los hermanos Jim Stewart y Estelle Axton fundaron en 1956 una tienda de discos llamada Satellite Record Shop donde vendían fundamentalmente música country. En 1959, de la unión de sus apellidos, crearon Stax y se propusieron grabar la música de su entorno. Ellos eran blancos en mitad de uno de los guetos negros más grandes del sur de Estados Unidos y en plena ebullición musical.
Precisamente una de las señas de identidad de Stax Records es su mestizaje racial: una vez que los músicos atravesaban la puerta del estudio no importaba la raza ni el origen, solo el alma de la canciones. El sonido característico de Stax se debe a la unión de una apetitosa sección de vientos formada por blancos, The Memphis Horns, y a la banda residente del estudio, Booker T. & The M-G’S. De esta combinación salieron gemas inmortales como ‘Soul Man‘ o ‘Green Onions‘, uno de los primeros éxitos de Stax o el mítico ‘Hold on I’m coming‘ de Sam & Dave.
Del gospel sureño de los Staple Singers, al funk experimental de Isaac Hayes y su antológico Shaft, por Stax pasaron los mejores músicos negros de la época: William Bell, Rufhus y Carla Thomas, Eddie Floyd, Otis Clay, The Bar-Kays o Ann Peebles, son algunos de los ejemplos que están en esta lista.
No obstante, y sin ánimo de ponernos trascendentes, hay una tema que no solo define el sonido de Stax sino que ha traspasado la frontera del soul para convertirse en uno de los clásicos imperecederos del siglo XX. Sentémonos en el muelle de la bahía, escuchemos el sonido de las gaviotas y dejémonos arrastrar por el arrullo de la marea mientras los barcos se pierden en el horizonte. Sittin’ on the dock of the bay…
