Lounge Bar AMALAVIDA
Los artistas se toman una cerveza 1906 en el Amalavida mientras charlan sobre la música y literatura que nació en los bares.
Joaquín Sabina y Benjamín Prado, esta vez, se dirigieron al bar Amalavida. Nosotros los estábamos esperando con las 1906 bien frías. La charla comenzó a fluir.
Joaquín Sabina: La colorada es la joya de esta familia. Me acaban de informar, y me parece de una justicia planetaria, que tienen el premio a la mejor cerveza del mundo, fundamentalmente con la colorada.
Benjamín Prado: ¡O sea que en el mundo de la cerveza, ésta, es la capital!
Joaquín Sabina: Sí, la capital.
Los dos se ríen. Más tarde virarán la charla hacia otros derroteros.
Benjamín Prado: Este bar me gusta mucho. Me gusta mucho por que tiene un nombre que establece un juego de palabras. Amalavida. Puede ser: la mala vida, o amar la vida…
Joaquín Sabina: A mí me recuerda mucho a los poemigas. Esas cosas que eran como haikus que ha hecho Aute durante tantos años.
Benjamín Prado: Que se ha hecho siempre. La poesía de Carlos Edmundo de Ory y los postistas
Joaquín Sabina: Además, qué cosa mejor para jugar que las palabras.
Benjamín Prado: ¡Animal al revés es lámina! Y hay millones de ejemplos.
El juego con las palabras para escribir canciones, poesía, es uno de los materiales más gustosos… Hay que hacerlo muy bien, porque es muy peligroso también.
Joaquín Sabina: Sí pero es lo más apasionante de nuestro oficio.
Benjamín Prado: Antes hablábamos del disco de Javier Grae que se llama…
Joaquín Sabina: ¡Toser y cantar!
Benjamín Prado: Exactamente.
Joaquín Sabina: Qué genialidad de título. Se nos debería haber ocurrido a nosotros…
Benjamín Prado: Ya se nos ocurrirá, danos tiempo.
Luego Joaquín Sabina se quiso detener en las bondades del bar.
Joaquín Sabina: Desgraciadamente por mi provecta edad, hace mucho que no descubro bares nuevos, bares nuevos que se identifiquen conmigo, y yo me identifique con ellos. Y este es el bar que a mí me hubiera gustado hacer alguna vez. ¡En el techo tiene ventanas!
Benjamín Prado: Se parece a las instalaciones que hay en los museos. Lo digo sin ironía.
Joaquín Sabina: Lo bonito es que este hombre no lo llama instalación, lo llama el techo.
Estallan en una risa larga. Luego Joaquín cuenta que luego de una breve charla con el dueño, éste la había contado que el barrio, antes, era la zona de burdeles de Madrid, la zona roja, y Benjamín rápido y lleno de ocurrencia contesta.
Benjamín Prado: La zona roja para tomar una colorada, ¡rima bien!
La charla continua pero, mucho mejor que leerlo aquí, es que te tomes esa cerveza escuchándolos a ellos.
Que disfrutes.