ABONAVIDA

Joaquín Sabina y Benjamín Prado se mueven por Ópera con paso lento, como si volvieran a descubrirlo una vez más. Llegan al bar Abonavida y entran. Nosotros los estábamos esperando con las 1906 bien frías. Rápidamente, la charla se desenvuelve sin resistencia.

Benjamín Prado: Pues en el barrio de Ópera yo he vivido casi cuatro años. Vivía en la calle de Vergara, al ladito de una librería que montaron los hermanos Trueba.

Joaquín Sabina: Una fantástica librería.

Benjamín Prado: Además, de la primeras que quiso ser librería y un poco café.

Y recuerdo con absoluto placer vivir tan en el centro de Madrid. Es un gran placer poder vivir en un lugar en el que uno puede ir andando al cine. Me parece un acto de civilización maravilloso.

Joaquín Sabina: En las Rozas no puedes. Yo desde mi casa puedo ir andando al museo del prado, a la plaza mayor, adonde me dé la gana.

Benjamín Prado: Yo puedo, sin embargo, ir al Pardo a ver un ciervo, y tú no.

Joaquín Sabina: A mí los ciervos… Yo prefiero una 1906.

Benjamín Prado: ¡Brindemos con una 1906! Pero es verdad que el barrio de Ópera es otro barrio de Madrid que se ha rehabilitado de manera extraordinaria. Yo venía mucho por aquí con Rafael Alberti.

Joaquín Sabina: ¿Sabes quién tiene una casa en ópera? Serrat.

Benjamín Prado: Y Nuria Espert

Joaquín Sabina: Y Ángela Molina en la misma casa que Nuria Espert

Benjamín Prado: Alberti quedaba aquí con José Bergamín.

Joaquín Sabina: En la taberna de la Labardero.

Benjamín Prado: Siempre había estudiantes que iban a verlo…

Joaquín Sabina: Y unas chicas guapísimas.

Benjamín Prado: Un día le dijo a Alberti, –Rafael, soy feliz.– Por qué, preguntó Alberti, –porque yo toda la vida he querido ser un viejo verde y al final lo he conseguido.–

Bergamín, por cierto, creo que es un escritor, injustísimamente olvidado. Para empezar, se inventó la generación del 27, para seguir, a mí me parece un poeta interesante, y es un tipo al que hay que desenterrar o redescubrir.

Joaquín Sabina: A mí me parece muy genial su frase sobre su alianza con los comunistas, –yo con los comunistas voy hasta la muerte, ni un paso más.–

Ahora los dos se ríen. Joaquín bebe un trago de su 1906 y antes de seguir hablando, brinda con su amigo, pero, mejor que leerlo aquí, sería que lo hagas bebiendo esa cerveza mientras los escuchas a ellos.

Que disfrutes.