Esa canción lenta, ese primer contacto, aquella primera pareja de baile, ese runrún que corre cuando bailas pegado. El Lindy Hop es una de esas cosas que merece la pena redescubrir.
Las noches de Manhathan se viven a ritmo de swing. Un reportaje publicado recientemente en el diario New York Times se hace eco de una moda que en los últimos años no ha hecho más que extenderse. Y sabido es que lo que se cuece en la Gran Manzana, suele ser un buen indicador de lo que va a ser tendencia en todo el mundo.
New York ha recuperado un baile que nació en sus entrañas tras la Gran Depresión del 29, concretamente en la pista de baile del Savoy Ballroom situado en el distrito de Harlem. Era el lindy hop, un estilo que ha vuelto con fuerza.
Los lindy hoppers de hoy tratan de emular a aquellos bailarines que acompañaban las batallas de orquestas hasta el amanecer y que dieron el salto al cine de Hollywood, gracias a éxitos como la legendaria película «Hellzapoppin» (1941).
Pero a diferencia de lo que ocurría en las décadas de los 30 a los 50, los hoppers se mueven ahora lejos de los salones de baile. Los encontrarás en plazas y parques públicos dando rienda suelta a sus habilidades.
RITMO
El Charlestón imperaba a mediados de la década de los años 20, con incorporaciones de elementos del «Texas Tommy», el «Black Bottom» y el «Cakewalk». El gran cambio vino con la adopción de posiciones abiertas, lo que se llamó ‘Whip’ o ‘Swing Out’.
La técnica se define en un paso básico de 8 tiempos, en los que los bailarines giran simultáneamente sobre un eje central. Improvisación, creatividad y acrobacias dan forma al lindy hop.
PARA EMPEZAR
Una buena manera de adentrarse en el mundo del lindy hop pasa por acercarse a ver en acción a estos bailarines.
Puedes enterarte de sus quedadas, fiestas, festivales y clandestinas en las webs y blogs de las asociaciones que más ruido hacen como el colectivo Madrid Swing Cats, la Associació de Swing de Barcelona – BCNSWING o la valenciana Spirit of St. Louis, pero hay muchas más.
El siguiente paso, desinhibirse, desempolvar del armario las viejas zapatillas, apuntarse a una escuela de lindy hop y ponerse a bailar.
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– Películas: Helzapoppin, de H.C. Potter; Los rebeldes del swing, de Thomas Carter; Malcom-X, de Spike Lee; o Un día en las carreras, de los Hermanos Marx.
– Música: Benny Goodman, Count Basie, Chick Webb o Ella Fitzgerald.
– Festival: Herräng Dance Camp en Suecia, la meca internacional del lindy hop.