Texto y selección: Manuel Recio
Cuando en 1939 dos emigrantes judíos de origen alemán, Alfred Lion y Francis Wolff, lanzaron en Nueva York su primera referencia bajo el sello de Blue Note Records, jamás imaginaron que 76 años después su discográfica se convertiría en el emblema más universal del jazz. Grandes clásicos de Blue Note Records es un breve pero intenso viaje por algunos de los discos más reconocidos de su amplio y valioso catálogo.
“Los discos de Blue Note Records están concebidos exclusivamente para servir sin concesiones a la expresión del hot jazz y del swing en general”, decían en su manifiesto inicial. Alfred y Francis eran dos amantes del jazz cuya única misión era registrar la música que les gustaba. Por eso empezaron grabando a pianistas como Meade “Lux” Lewis, de madrugada en un estudio alquilado por horas. Luego se introdujeron en el hot jazz con nombres como Sidney Bechet. Su carácter de aficionados y no de hombres de negocio supuso que las referencias que lanzaban tuvieran un sonido cuidado, del que se encargaba Alfred, y una imagen característica en la que Francis como fotógrafo inmortalizaba las sesiones con su cámara. El estilo y el diseño gráfico de sus portadas sería una de las señas de identidad de Blue Note.
El saxofonista Ike Quebec atrae la atención de Blue Note hacia la nueva moda del bebop. Nombres destacados del género como el pianista Bud Powell, Fats Navarro o Tadd Dameron graban para el sello. Pero será el inclasificable Thelonius Monk, con su “Round Midnight” en 1947 quien consiga atraer todos los focos.
Sonny Rollins, Freddie Hubbard, Clifford Brown o Joe Henderson dejarán su impronta en discos clásicos para Blue Note. En 1953 se incorpora Rudy Van Gelder como técnico de sonido quien da a las grabaciones de Blue Note Records una calidez y autenticidad asombrosas. También fichan a Reid Miles, diseñador gráfico que venía del mundo de la publicidad, responsable de algunas de las portadas más memorables de Blue Note.
En esa época, John Coltrane graba su único álbum para Blue Note, el histórico “Blue Train”, su primer disco de solos que le catapultaría al olimpo del jazz. Miles Davis junto al saxofonista Cannoball Adderley también graba para el sello el afamado “Somethin’ Else”.
De todos los estilos que grabó Blue Note, sin duda sería el hard bop el que más alegrías le iba a dar. El batería Art Blakey junto a sus Jazz Messengers registran en 1957 “Moanin’”, un disco que dejó boquiabierto a crítica y público, convirtiéndose en una de las grandes referencias del hard bop. En los sonidos de raíz blues Blue Note encontraría otro filón con nombres Hank Mobley, Dexter Gordon o Lee Morgan quien con su “The Sidewinder” llegó a lo más alto de las listas de éxitos de 1964.
Uno de los mayores éxitos comerciales de la historia de Blue Note fue para Horace Silver con su inmortal “Song for my father”. Pero hay vida más allá del hard bop. En la transición hacia el free jazz, Herbie Hancock lanza su oceánico “Maiden Voyage”. Ornette Coleman, Eric Dolphy o Wayne Shorter sitúan a Blue Note en una posición envidiable dentro del jazz de vanguardia.
Sin embargo, a mediados de los años 60, con la irrupción de nuevas modas musicales como la beatlemanía y la compra del catálogo de Blue Note por parte de Liberty Records, la compañía entra en declive. Alfred Lion lo deja en 1967. Francis Wolff muere de un infarto en 1971. Afortunadamente en los años 80, el empresario discográfico Bruce Lundvall (fallecido hace unas semanas) relanza el sello y revitaliza su catálogo con nuevas incorporaciones. En los 90, US3 llenan las pistas de baile con su «Cantaloop Island«. Norah Jones conseguirá fama mundial con su “Come away with me”.
Hoy en día Blue Note Records sigue en activo y ha incorporado ritmos como el hip hop o el nu-soul, sin olvidar nunca su esencia jazz. Nombres como Gregory Porter o José James auguran muchos años más de Blue Note Records y su “expresión sin concesiones del jazz”.