Crónica Abe Rábade Trío. A Coruña, Garufa Club. 23 de julio de 2016

Texto: Javier Fraiz

Hasta que un grupo se acopla es necesario tocar mucho, viajar mucho, convivir mucho. Como tres hombres compartiendo una gira por Mexico e incluso el olor de pies, según contó Abe Rábade (Santiago de Compostela, 1977) en una entrevista. Persiguiendo la armonía con una meta como la que Miles Davis expresó a su elenco en la grabación de Kind of Blue, sin partituras, con anotaciones a lo sumo en reversos de sobres: «Haced esto como si flotara». El pianista gallego empezó la semana tocando en Nueva York y la cerró este sábado en casa, exponiendo en el Festival Más Que Jazz de A Coruña el rico patrón de estilos de su formato a tres.

Crónica Abe Rábade Trío. A Coruña, Garufa Club. 23 de julio de 2016

Veinte años lleva Rábade tocando en trío; 12 y 8, respectivamente, junto a sus músicos simbióticos: Bruno Pedroso a la batería y Pablo Martín Caminero, en el
contrabajo. La formación es música, física y química. Los matices suenan luminosos, cada compás es expresivo, el oído viaja en un carrusel de crescendos y cambios de volúmenes.

Rábade toca como lo que es, con la maestría de un virtuoso de técnica depurada (se graduó con mención Cum Laude en la Berklee College of Music, en 1999), con el ingenio de un compositor y con la disciplina de un docente (desde 2009 ejerce en la ESMAE, la Escola Superior de Música e Artes do Espectáculo, con sede en Porto). Caminero, por su parte, abraza el pentagrama como una enredadera y el contrabajo flirtea toda la noche con el piano. Bruno Pedroso reúne en una semicorchea todos los sonidos. Suya es la música de fondo: escobillas tenues y reconfortantes como la tarde en una playa; palmeos sobre la caja que toman el pulso a las canciones; hasta un baqueteo en el aire que insufla mayor ritmo.

Crónica Abe Rábade Trío. A Coruña, Garufa Club. 23 de julio de 2016

Crónica Abe Rábade Trío. A Coruña, Garufa Club. 23 de julio de 2016

Los tres juntos diseñan un paisaje sonoro al inicio de «Con Alma», una adaptación de un original de Dizzy Gillespie que continúa la línea constructiva del tema de arranque,
«Tránsitos 4». Es esta una de las canciones que forman parte del disco grabado por el trío junto a la Real Filharmonía de Galicia en mayo de 2015, en el Auditorio de Ourense,
intercambiando lenguajes entre ámbitos musicales distintos, una de las artes que domina el pianista compostelano.

Su fraseo, puerta que lleva a la variación que hace el trío, refugia la melodía de «No niño do vento», ese hermoso poema de Álvaro Cunqueiro que Luis Emilio Batallán convirtió en un hit patrio: / No niño novo do vento / hai unha pomba dourada, / meu amigo! / Quén poidera namorala! /. El trío cerró su primera parte con esa canción y abrió el segundo turno con otra adaptación rescatada del imaginario musical gallego: «A Bruxa», del álbum «A Galicia de Maeloc» (Ruada, 1980) del grupo folk Milladoiro.

Crónica Abe Rábade Trío. A Coruña, Garufa Club. 23 de julio de 2016

Schumann subrayó que «iluminar la oscuridad del corazón de los hombres» es el deber de un artista. «Lo más importante para un músico es que su música salga y llegue a
alguien», proclamó el pianista este sábado, apelando a las canciones como sentido, mientras la noche, una fiesta larga y sola, tal y como la describía Borges, se adentró en las 2 de la madrugada en el Garufa Club de A Coruña. El trío suena empastado hasta en la divergencia. Al doblar la esquina la improvisación confluye. Sucedió en «Sinestesia» o durante la ejecución de un tema recién estrenado en Brooklyn que la formación incluirá en su próximo disco, cuyo título, 11, es el medidor de la carrera de uno de los músicos de jazz más inquietos y talentosos de España.

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