Por un lado, Javier Colina, navarro, residente en Madrid, contrabajista de fuste, artista integral, políglota, jazzista de corazón, flamenco por voca – ción. Un genio en lo suyo. Por el otro, dos “nuevos flamencos” nacidos y residentes en la Villa y Corte: Agustín Carbonell, “El Bola”, tocaor, sobrino nieto de Sabicas, considerado un revo – lucionario de su instrumento, de Lavapiés, y a mucha honra; y José Manuel Ruiz Motos, “Bandolero”, cajonero de postín, con amplia experiencia en ambos campos, del jazz y el flamenco (Dave Holland, Pepe Habichuela, Jorge Pardo…). Tres ases para un trío sin líder, pero con historia. “El Bola y yo nos conocimos hace 25 años”, recuerda el contrabajista. Por donde, el navarro fue poco menos que adoptado por quie – nes, en tiempos como aquellos, andaban a la búsqueda de un flamenco diferente… “yo, claro, había escuchado a Paco y a Camarón, de hecho, me los sabía de memoria. Pero no fue hasta que vine a Madrid y conocí a El Bola, a Paquete y tantos otros, que entendí que tenía que aprender toda una cultura, y no solo tocar falsetas y ritmos». Una idea que, hoy, transmite a sus alumnos del instrumento. “Yo les digo: ¿quieres aprender flamenco?. Vente 15 días pa’ Jerez, y vas a aprender mucho más flamenco que escuchando la discografía completa de Paco (de Lucía)”.
El «Bola», Colina y Bandolero