Jason Lindner en concierto en el Café Berlín.

Fotografías: Jaime MassieuTexto: Luis Miguel Flores.

«No pongo ningún estilo musical por encima de otro», dice Jason Lindner. Y va el tío… y lo cumple. No lo llames jazz, se llama Now vs Now porque «es el ahora», me cuenta en la entrevista anterior al concierto…

«No lo trabajamos como se trabaja el jazz convencional». Y más cosas interesantes. Pero, para interesante, lo que ocurre sobre el escenario. Jason en los sintes, Panagiotis (Andreou) al bajo y Nate (Smith). Que sustituye -con nota- al fino Mark Guiliana, batería en el disco. Analog art rock trio, leo por ahí. Power Trío, diría yo más a secas. Un poder, un poderío, que se despliega desde la primera nota. Sonidazo. Presentan el segundo disco de Now vs Now, Earth Analog. Pero arrancan con el único tema que sonará del primero: Worrisome. Para ir soltando dedos. Luego suena Activity. Y vaya si van sobrados de actividad. Introducción ruidosa para un tema minimalista, de ritmo machacón. De ahí a un Veneno (así, en castellano) con ritmos disparados. Luego pasamos por un Drift bien bonito, dibujado por un riff circular de piano eléctrico. Endulzado (miel, no sacarina) por el bajo de Panagiotis. Tan peculiar como él: tiene 5 cuerdas y las tres pastillas más anchas que he visto en mi vida; carece de mástil; lo enchufa a todo tipo de pedales de guitarra. Suena gordo, pero gooorrrrdo. Pana, además, hace un poco de scat, canta sus notas… y, cuando Jason decide contarnos alguna cosa, hace de traductor simultáneo con gracia y soltura.

En Level nos van llevando en volandas a un alucinante momento dub (grande ese batería, muy grande Señor Smith) para, una vez allí, cuando más nos gustaba… salir corriendo ¡Olé! Se suelta el griego: cantos del Mediterráneo y de Oriente Próximo… ¡Joder! ¿Eso era qawwali? Por un momento nos hemos acercado a Nusrat Fateh Ali Khan… lo juro… Traveler descubre a Jason Lindner jugando a separar las manos: escalando en agudos con la derecha y en graves con la izquierda. Genial. Nate saca la toalla… ¿para secarse el sudor? ¡No! para tapar la caja. Apaga el sonido con maestría y nos lleva al descanso poco a poco… El público ya lo va(mos) flipando. Empieza el segundo pase con Pana preguntando: ¿Podemos bajar las luces un chipilinsito? Dicho -con gracia- y hecho. Jason le arranca unos ruidazos percutivos a su fantástico sinte analógico. Fino, fino. Entran Pana y Nate con endiablado contrarritmo («Hacer que los polirritmos suenen asequibles», contesta el bajista a la pregunta de si hay algún concepto en la música de Now vs Now) y cimentan mi tema favorito del disco: Future Favela. Mucho más que Brasil, un hermoso juego de despistes. La demostración definitiva de que la música de Now vs Now nace al ritmo universal de las calles de su Nueva York.

Pero es que la cosa se desata con más dub (casi robótico en Stillness) en transición al casi enloquecido dubstep de Ancient Alien. Cambios de tiempo endiablados, casi líquidos; revolución de compases, cantos de Panagiotis. A estas alturas estamos ojipláticos, ensimismados… y entonces Jason dice que «van a hacer algo distinto» ¿Cómo? Suena un bajo andalusí y Pana canta en griego. De repente invita a alguien… Se sube una mujer al escenario… empieza a dar palmas flamencas y… ¿a cantar? Correcto. Se llama Chelo Pantoja. Enseguida todos somos conscientes de lo que ese está cociendo: momentazo. La cantaora y los jazzmen se empastan con clase. Flotamos. Alguien grita (va por Pana, vean las fotos): «¡Dios es calvo!» Y desde ese momento todo es ya confuso. Hay dos bises obligados, se cae el Café Berlín. Nate Smith nos hace degustar el último caramelo. Menuda noche, oigan. Now vs Now, o cómo traer la fusión eléctrica de los 70 a la actualidad, al Now, para envolverla en un montón de cosas hasta que ya no tengan nombre… Ni falta que hace…

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