La música de Gisela Novais & The Blue Summers es como un Dry Martini, una mezcla de swing, soul y rhythm & blues que te puedes imaginar en un guateque de los publicistas de Mad Men o en una banda sonora de la Nouvelle Vague. Las influencias que han marcado la gestación de este proyecto (Soul, Swing, Rhythm & Blues, Rock’n’roll de los 50, Jazz) implican, en efecto, un retorno, una mirada hacia atrás enfocada a retomar ciertos elementos y sonoridades con el fin de adaptarlos a un paisaje sonoro contemporáneo, en una relectura personal de lo vintage.

Dicen ellos mismos: «Nuestra música se inspira y se nutre precisamente de movimientos y estilos que destilan emoción y compromiso, credibilidad y verosimilitud por los cuatro costados, independientemente de que sean manifestaciones musicales mas o menos complejas, mas o menos populares, y mas o menos personales, pero siempre con el nexo de la “raíz” subyacente. Nuestra meta es poder “dibujar”, con nuestras composiciones actuales, un autorretrato y hacer música que realmente importe como importaba en su propio tiempo la música que nos inspira.

Las canciones han sido compuestas a partir de sonidos inspirados por nuestros discos favoritos, encuadrados mayoritariamente entre los años 40’ y mediados de los 60’. El objetivo implícito, a partir de la recombinación de estas influencias, es tocar las “teclas” que transmitan que esas canciones han sido arrancadas del alma, como los originales en los que se inspiran; unas canciones que realmente conmuevan.

Esta especie de “coleccionismo sonoro” de referencias no es gratuito y para nosotros esta lleno de sentido. Cuantas mas referencias se tengan presentes, mas posibilidades se tiene de surgir con nuevas reconfiguraciones de lo conocido hacia lo no escuchado. Para nosotros, queda un trabajo ilimitado por hacer en cuanto a reinterpretar el pasado. Un disco que haga sentir al receptor algo como ‘¡Esto realmente me conmueve!’”