Texto: Luis Miguel Flores
El pasado 26 de diciembre perdimos a una leyenda viva del clarinete de jazz: Buddy De Franco, que fallecía a los 91 años -tras una carrera de más de 70- en Panama City, Florida. Nacido en Filadelfia el 17 de febrero de 1923, comenzó a tocar el clarinete con 8 años y a los 14 ya había ganado un Concurso Nacional de Swing. Los inicios de su carrera profesional coincidieron con el ocaso de las bandas de swing, muchas de ellas lideradas por clarinetistas como Artie Shaw o Benny Goodman, que fueron sus primeras grandes influencias. DeFranco acabó dirigiendo muchos años después la Glenn Miller Orchestra pero, definitivamente, echó los dientes en el bebop, siendo el primero y uno de los pocos clarinetistas del nuevo estilo.
Buddy DeFranco llegó a formar parte de las orquestas y bandas de Tommy Dorsey o Gene Krupa, pero cuando sobrevino la revolución bebop supo adaptarse a los nuevos tiempos: gracias a una mezcla de virtuosismo innato y trabajo duro, logró encajar su instrumento en los tempos acelerados, las melodías angulares y las complejas estructuras de acordes del bebop. En los 40 y los 50 tocó con Art Blakey, Count Basie, Art Tatum u Oscar Peterson. Cuando el fulgor del bebop se fue apagando, DeFranco montó sus propios grupos y trabajó a la vez en estudio con la orquesta de Nelson Riddle, que arropó múltiples grabaciones de Frank Sinatra, Tony Bennett o Ella Fitzgerald entre otros muchos.
Tras estar al frente de la World Famous Glenn Miller Orchestra entre 1966 y 1974, simultaneó sus propios grupos (la mayor parte de las veces en colaboración con el acordeonista Tommy Gumina) con una importante labor en clases magistrales y clinics que ya llevaba desarrollando desde los 50. Su principal colaborador en los 80 y los 90 fue el vibrafonista Terry Gibbs.Buddy DeFranco se mantuvo en activo hasta hace apenas dos años y está incluido en el American Jazz Hall Of Fame. El Kennedy Center le nombró Living Jazz Legend (leyenda viva del jazz).