Su figura enjuta, casi quijotesca, como sacada de un cuadro de El Greco, no delata los 81 años de edad que figuran en su pasaporte. “La verdad es que me encuentro estupendamente”, reconoce Ron Carter. La legendaria voracidad musical del jazzista nacido en Michigan le ha llevado a tocar todos los palos, desde el jazz “straight ahead” al “avant garde”, la música brasileña y el rock. ¿Quieren saber cómo suena el contrabajo de Ron Carter?. Pongan un disco grabado en los Estados Unidos durante la década de los sesenta-setenta: con un alto porcentaje de probabilidades, ahí estará Ron Carter.
Pero, sobre todo, el nombre de Ron Carter se asocia al del fallecido Miles Davis, quien fue su mentor y su maestro. De sus años junto al más grande músico de jazz de la historia le queda un recuerdo muy vivo: “con Miles solo había un mandamiento: tocar a tope todas las noches”. Medio siglo más tarde, el alumno sigue al pie de la letra aquel mandato… hasta cierto punto. “Me gusta que las melodías suenen claras”, aclara. “Trabajar sobre una forma precisa, que se pueda reconocer lo que tocamos. No pretendo reproducir lo que ya es historia, pero tampoco la eludo. Si alguna vez toco algo de Miles, es porque su música forma parte de mi historia y uno no puede destruir su propia historia”. Elegancia y discreción, ante todo. Ron Carter no necesitar salir a la carretera ni grabar nuevos discos para vivir. Si lo hace, asegura, es porque le gusta. “Tocar todas las noches con estos músicos que podrían ser mis nietos me da la vida. Ellos son los “nuevos Miles”, los “nuevos Coltrane”… el hecho de que algunos contrabajistas-directores de orquesta recurran a toda suerte de artimañas para llamar la atención, tampoco parece quitarle el sueño. “Podría golpear las cuerdas con el trasero o hablar y tocar al mismo tiempo, pero estaremos de acuerdo en que ese es un modo demasiado fácil de llamar la atención. Yo todo lo que yo hago es tocar el bajo y eso ya es bastante, ¿no le parece?”.