Su voz atrapa a la primera escucha. Desirée Diouf, hija de senegalés e italiana, cantante porque el mundo la hizo así, se ve a sí misma en el espejo de las grandes voces negras de la historia, de Aretha Franklin a Billie Holiday, Etta James, Nina Simone o Tina Turner. Su música es un reflejo de todo ello, una mezcla convincente y cohesionada de soul, jazz, funk y reggae con un toque afrobeat. Sonidos antiguos a la medida de las nuevas audiencias: “african roots with an “it” flavour”. Desirée Diouf sabe dar a su audiencia lo que se le pide sin perder un ápice de autenticidad. Y es que la italo-senegalesa es mucho más que una replicante: una cantante de genio y tronío. Diouf tiene su modo de decir que es suyo y de nadie más, y eso le ha servido para convertirse en una de las cantantes de moda en Barcelona, ciudad en la que reside desde hace una década. Y, para dar prueba de ellos, sus numerosas apariciones junto a The Black Barbies y, como lideresa, con The Solution.

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