Crónica Jorge Rossy Vibes Quintet. Café Latino, Ourense. 22 de mayo de 2016

Texto y fotografías: Javier Fraiz

Antes del concierto, Jorge Rossy Vibes (Barcelona, 1964) se lo resumía al guitarrista vigués Felipe Villar: «La banda es un paraíso». Villar, el pianista Xan Campos, el percusionista Carlos López y algún otro músico de la escena gallega del jazz presenciaban con oído fino el concierto del quinteto que lidera el polifacético instrumentista catalán, pero en el que emerge una figura mayúscula: la de Al Foster, leyenda, armado de una total desenvoltura a sus 73 años. Un metrónomo. «No tengo palabras para expresar lo que es tocar con ellos, así que no voy a decir nada», prosiguio Rossy, en la misma línea, al exponérselo desde el escenario a todo el público. Después se desdijo en cierto modo y, por fin, se alivió: «Es un gustazo y un gran honor».

Crónica Jorge Rossy Vibes Quintet. Café Latino, Ourense. 22 de mayo de 2016

Ni así variaba el gesto Mark Turner, al saxo tenor. El Café Latino de Ourense, que este domingo clausuró su XX Festival de Jazz de Primavera con el concierto del 9º Ciclo 1906, presentaba al saxofonista como «uno de los más singulares y cautivadores que ha parido la madre música». Adjetivos fieles. En los prolegómenos, Turner probaba el instrumento prácticamente contra la pared, en un rincón del pequeño escenario. Después buscó sus gafas graduadas por si era preciso ojear el pentagrama, entornando la vista. Durante la noche entró y salió de las canciones con sobriedad, elegancia y discreción. Profesional, impoluto. Tras bopear, o después de un solo majestuoso en un tema inspirado en Joe Henderson, el saxo simplemente se detenía, cerraba los ojos y se llevaba una mano al bolsillo hasta la próxima intervención. Con su traje sin una arruga, como si fuera Dick Diver en Suave es la noche.

Crónica Jorge Rossy Vibes Quintet. Café Latino, Ourense. 22 de mayo de 2016

Crónica Jorge Rossy Vibes Quintet. Café Latino, Ourense. 22 de mayo de 2016

Rossy disfrutaba desde atrás, poniendo tildes a la sección rítmica y edificando paisajes sonoros con la ristra de agudos del vibráfono. Batería del trío de Brad Mehldau durante una década, solvente en el piano y con formación de trompeta en el Berklee College of Music, nada menos, el catalán comanda la gira con el instrumento de placas. Y eso que el periódico lo presentó como un cantante. «Tranquilos, no lo voy a hacer», dijo entre divertido y asombrado. Ourense fue la penúltima etapa de un recorrido que finaliza en Bilbao y supone la segunda gira con esta formación. El primer disco juntos saldrá pronto del horno.

Varios temas del barcelonés mandaron en el repertorio, como el «Mark’s mood», hecho «a la medida» de Turner el taciturno. La noche había comenzado, entre un blues y un be bop, con «Who knows about tomorrow»; «lo sabremos el 26 de Junio con otro autorretrato de este país», enlazó el vibrafonista, resignado ante el déjà vu electoral.

Crónica Jorge Rossy Vibes Quintet. Café Latino, Ourense. 22 de mayo de 2016

Rossy presentó a todos varias veces. El Latino cargó decibelios para honrar a Al Foster, con veneración. El año pasado, el estadounidense marcaba la pauta a su cuarteto sobre el mismo escenario. Este domingo volvió a manejar el tiempo. Nunca se detiene: pulsos, contrarritmos, escobillas, charles, mazas; hasta un toque sutil y casi impercetible, como esa coma consabida, que da con la mano. Foster profundiza hasta el tuétano de las canciones, proveniente de la era dorada del jazz.

Una noche de 1972, Miles Davis llegó al club Cellar, en la calle 95 de Manhattan. Necesitaba un sustituto tras la marcha de Jack DeJohnette. Ver al batería tocar por primera vez «me dejó KO», según plasmó el legendario trompetista en su autobiografía. En aquel club neoyorkino, «donde se comía uno de los mejores pollos fritos del mundo», abundó Davis, Al Foster exhibiría «su espontánea capacidad de penetración, que desplegaba como si nada. Podía dar a todos la base para que cada uno tocara, y mantener aquel sentimiento profundo sin interrupción». El, con mucha probabilidad, mejor músico del siglo XX zanjó en sus memorias que «todo lo que necesitaba de un batería lo tenía Al Foster». En su formación entre los 70 y los 80, además sería su báculo durante los 6 años de retirada por problemas de salud y hastío musical. Todo eso, implícito, congenia en cada fraseo del batería, que desafía al tiempo sublimando el tempo.

Crónica Jorge Rossy Vibes Quintet. Café Latino, Ourense. 22 de mayo de 2016

Crónica Jorge Rossy Vibes Quintet. Café Latino, Ourense. 22 de mayo de 2016

Un tema de su firma, «Aloisyus», formó parte de la selección de la noche en la cita del 9º Ciclo 1906 de Jazz. El guitarrista Jaume Llombart, protagonista de varios solos, y Doug Weiss, sobrio y fiable al contrabajo, redondearon el sonido del quinteto. Presente en el recuerdo de muchos músicos, el broche del concierto fue para Juan Carlos Cifuentes, alias Cifu, fallecido en 2015. Varios nombres del jazz español le han dedicado un disco. Jorge Rossy participa en tres de los temas del álbum homenaje «Cifu, entre amigos». En memoria del comunicador que soñaba con ser batería y acostrumbraba a despedirse con «besos, abrazos y carantoñas», sonó en Ourense «Mr Smiles». Y la banda, en efecto, tomó camino al paraíso.

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