Tony Bennett & Lady Gaga - Cheek To Cheek: el veredicto

Texto: Luis Miguel Flores

Olvídense de Jack Lemmon y Walter Matthau. Aquí llega la auténtica «extraña pareja»: Lady Gaga y Tony Bennett mejilla con mejilla en «Cheek To Cheek» ¿O no tanto? Ella, una ultra-extravagante diva del siglo 21 cuyo talento musical tiende a esconderse tras un mareante fondo de armario. Él, un venerable crooner de 88 años cuyo (más que respetable) éxito estuvo a la sombra de Sinatra y fue revitalizado por la Generación MTV sin tener que desviarse un ápice de su estilo. Entre ambos suman 22 Grammy y más de 100 millones de discos vendidos. Y la pregunta de oro es ¿cómo funcionan juntos? O lo que es lo mismo, Cheek To Cheek: el veredicto.

Tony Bennett & Lady Gaga: "Cheek To Cheek"

La respuesta, no podía ser de otra manera, es compleja. Esos 60 años exactos que les separan (más allá de esa sobredosis de Photoshop de la portada del disco) parecen no jugar -en principio- a su favor: la química es a veces (como en «Anything Goes») la de un abuelo y una nieta cantando juntos en un cumpleaños familiar. Pero en otras ocasiones («I Can’t Give You Anyhthing But Love» es seguramente el mejor ejemplo) los dos funcionan como un tiro: la canción arranca con una Lady Gaga pletórica y tirando a espectacular (dentro de sus posibilidades: es una respetable cantante pero nunca una diva del jazz) y Bennett recoge con picardía y un guiño casi picantón a su partenaire.

Por lo demás, dan el tono nostálgico y contenido necesario a «Nature Boy» o «But Beautiful» y se muestran adecuadamente divertidos en «It Don’t Mean A Thing (If It Ain’t Got That Swing»), «They All Laughed» o «Goody Goody», con Gaga apostillando los versos de un Bennett que se viene muy arriba hasta ese final en el que le pide que «deje de cantar esa canción». «Firefly» -quizá el tema menos conocido del disco- nos muestra a  un fantástico Bennett (que ya la bordó en esta versión con la orquesta de Count Basie) y a una Gaga citando a -salven todas las distancias posibles- la mismísima Ella Fitzgerald.  Gaga se vuelve a lucir en un muy ralentizado «Ev’ry Time We Say Goodbye», que canta en solitario en un registro a medio camino entre Liza Minelli y Diana Krall. mientras que ese «Lush Life» que también interpreta sola le queda claramente grande a su voz.

¿Sobre el repertorio? basta con haber leído los títulos para darse cuenta de que es una selecta colección de standards (véase nuestra Lista de Spotify al respecto) firmados por Cole Porter, Irving Berlin, Duke Ellington, Hammerstein o Van Heusen y reconocibles por (casi) todos. Vamos, que huele a perfecto regalo navideño. Y en cuanto al soporte musical, tanto Bennett como Gaga se han rodeado de colaboradores habituales que les arropan en los momentos precisos con arreglos por lo general comedidos. Vamos, todo muy correcto, adecuado y sin estridencias para un producto 100% mainstream y perfecto de cara a… -¿ya lo he dicho?- las Navidades.

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