Texto: Javier Fraiz
Una de las leyendas sobre el Filloa habla de una jam session, con pocos testigos, que venció a la noche. Los músicos que participaban en el primer evento de jazz en Coruña, a principios de los 80 (Marsalis, Joe Henderson, Jorge Pardo o Carlos Benavent) flotaban al unísono en el sótano de 50 metros cuadrados de la Rúa Ciega. Se agotaron el alcohol y los relojes. Otra historia, acreditada, revela que el suelo original era de arena de playa; y es que Riazor está solo a un paso.
En 1980 abría el local con más años ininterrumpidos de jazz en directo. Al frente continúan Antonio Ferreiro, que despacha billetes y de cuando en cuando fusila un cigarrillo y franquea el paso al sótano, y Alberto Mella, que observa de brazos cruzados, domina la barra y soluciona problemas. «Alberto, ¿dónde estás?», dijo este viernes André Sarbib pidiendo auxilio. Logró que el propietario le consiguiera una toalla y siguió tocando. El pianista, referente en Portugal por su trayectoria en bandas como Os Tártaros o Arte & Ofício, adaptó su dúo a un trío, gracias a la sintonía con el saxofonista local Roberto Somoza. La actuación repasó clásisos y estándares de diversos estilos, en la cuarta fecha del mes de julio que programa el Filloa en el marco del II Festival + Que Jazz.
Sarbib es un apellido con peso en el jazz. El padre introdujo las big bands en Portugal a mediados del siglo XX y Saheb, el hermano de Andrés, es un contrabajista reconocido en la vanguardia neoyorquina. El pianista se sirvió en A Coruña de canciones que han trascendido el tiempo. Arropado por Joao Cunha en la batería, dio muestras de la prestancia que atesora tras más de 20 años de carrera. Tampoco se puso exquisito. Gratificó al público, sin veleidades, en una buena interpretación a voz y teclado del «Georgia» de Ray Charles. Fue hermosa la versión de otro oldie, grabado hasta formar memoria, como «Tenderly«. En otra concesión al intimismo, «My foolish heart«, un himno en la discografía de decenas de leyendas que Bill Evans perfeccionó como nadie.
Roberto Somoza, profesor en el conservatorio de A Coruña y uno de los nombres más prolíficos en el jazz en Galicia, tuvo varios momentos de protagonismo en la cita del Filloa. Mandó en la alusión bop a Thelonious Monk y echó el resto en el colofón de la noche, el «Confirmation» de Charlie Parker, una demostración irrefutable de talento. El saxo alto también acompañó al André Sarbib Dúo en uno de los diversos viajes de la noche al sonido brasileño, el «Berimbau» de Vinicius de Moraes a toda prisa. Y toda la contribución de Somoza -ensalzó el pianista luso-, «sin nada a cambio; por amor a nosotros, por amor a la camisola».