Dr John Shoko Madrid 1 junio 2014

Foto cabecera: Jaime Massieu. Fotos carrusel: Theyesdropper’s World. Texto: Luis Miguel Flores.

Pequeños Grandes Momentos 1906 que son momentazos. Malcolm John ‘Mac’ Rebennack, mucho más conocido como Dr. John y sus increíbles Nite Trippers, repartieron un suculento pedazo de Nueva Orleans entre el entregadísimo público de Shoko Madrid. El Doctor del vudú sónico tendrá mermada la capacidad motriz pero, sin duda, su Mojo está intacto. A los 73, Rebennack sigue repartiendo su medicina mágica ayudado por esos muy eficaces enfermeros que atienden por The Nite Trippers. Soul, blues, rhythm and blues, funk, zydeco… todo envuelto en la espesura pantanosa de una voz milenaria.

La ceremonia se prepara: luces apagadas y una refulgente calavera sobre el piano del Doctor. Aparecen los oficiantes… y presentan al chamán. Rebennack entra en escena con sus muletas, de las que cuelgan plumas y todo tipo de simbología vudú. Lentamente se sienta, se vuelca sobre el piano y con el clásico «Iko Iko» nos trasladamos de golpe al Barrio Francés de Nueva Orleans. Parada rebelde en su enorme «Renegade» de los 70 e inmersión total en su brillante presente: 4 temazos del tirón de su último y fascinante disco, «Locked Down«. La voz de las charcas se retuerce entre boogie woogie arrastrado, r’n’b sucio, funk mutante…

¿Y los Nite Trippers? Fenomenal, gracias. Al frente la trombonista, corista y directora musical Sarah Morrow. No dio puntada sin hilo: enchufó su instrumento a una pedalera de guitarra, ejerció de impecable Maestra de Ceremonias, nos hizo reír y sopló como si no hubiera mañana. Mención especial a la guitarra aulladora y llena de blues y groove de Dave Yoke. Al ritmo sincopado y fluido de Reggie Jackson. Al bajo arrastrado y con slap prodigioso de Dwight Bailey. Y al soul psicodélico de las teclas de Ben Alleman. Vamos, a todos…

Mientras, el doctor nos sanaba (¡Aleluya!) con esos monólogos-mantras-conjuros surgidos de un siglo de tradición mágica y musical. Cantando cosas como «Cuando te raje una vez sangrarás dos veces» de su «Dogs Don’t Bark» o ese mítico grito de «Gris-Gris Gumbo Ya Ya» que abría y daba título a su primer disco allá por… ¡1968! Levantándose para bailar y hacer sonar unas conchas o para colgarse con estilazo una guitarra eléctrica. Atacando un «Sweet Home New Orleans» con el que nos caemos de culo. Arrancando «Cotton Fields» en un falso momento íntimo que estalla en el gospel imparable y sacrílego de «Good Nite Irene«. Y llevándonos definitivamente en volandas hasta el Mardi Gras con un «Big Chief» que hace época.

Momento para presentar a la banda y para los solos de los 5 músicos, que nos dejan la mandíbula batiente y las manos echando humo. Sarah la vuelve a liar con un solo a tope de wah wah y de… gua, gua… guasa. El doctor se vuelve a levantar, esparce su bendición mágica… y hace mutis. Ruge la sala. Y hay bis, claro: «Such A Night«. Sí, uno de sus grandes temas de los 70 que el doctor interpretó en el Howlin’ Wolf para un capítulo de «Treme«… y que define a la perfección lo que acabamos de experimentar: ¡Menuda noche! Tal cual. Dos horas largas de vudú sónico que se han hecho cortísimas y que, poco a poco, nos han dibujado una sonrisa al más puro estilo Nueva Orleans ¡Gracias por la medicina, Doctor!

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