Ella Fitzgerald Sings the Duke Ellington Songbook 01

Texto: Luis Miguel Flores

La temporada verano/otoño del 57 de Ella Fitzgerald fue intensa y mágica. Plagada de obras maestras. Entre julio y octubre, la cantante grabó con Louis Armstrong su segundo disco de dúos («Ella and Louis Again») y su fabulosa versión de «Porgy & Bess», el delicado disco de standards «Like Someone In Love» y, sobre todo, uno de sus mejores «Songbooks»: «Ella Fitzgerald Sings The Duke Ellington Songbook».

Lo primero que hay que decir de estos cuatro discos es que su único nexo de unión es el productor Norman Granz. Uno de los grandes directores artísticos de la historia del jazz, fundador y máximo responsable del sello Verve (luego de Pablo Records) pero, sobre todo, seguramente el que mejor trató y entendió a Ella Fitzgerald. Y el que más éxitos le proporcionó. Ojo: comerciales, sí, pero sobre todo artísticos.

Ella Fitzgerald Sings The Duke Ellington Songbook  03

«Ella Fitzgerald Sings the Duke Ellington Songbook» se distingue de otros Songbooks de Ella porque es el único en el que participa el «homenajeado». Y tener a Duke Ellington en plantilla es una garantía inmejorable. Por si fuera poco, participan en el disco (triple vinilo con la friolera de 38 temas) Dizzy Gillespie, Oscar Peterson, Ben Webster, Herb Ellis y músicos legendarios de la Orquesta de Duke como Johnny Hodges, Paul Gonsalves, Harry Carney, Ray Nance o Sam Woodyard. Además del más fiel colaborador de Ellington, el gran compositor y arreglista Billy Strayhorn. Esta fue la primera grabación de Ella con Duke, pero ni mucho menos la última. Siguieron colaborando en la década siguiente grabando 2 álbumes en directo en 1966 («Ella and Duke at The Cote D’azur» y «The Stockholm Concert») y otro en estudio un año antes: «Ella At Duke’s Place».

El tremendo cancionero de Duke Ellington brilla en la envolvente y poderosa voz de Ella Fitzgerald, que se funde y conversa a la perfección con la orquesta, elevando aún más clásicos del empaque de «Caravan», «Prelude to a Kiss», «Sophisticated Lady» (y hasta un «Take The A Train» que se convierte en un festín de scat) con una interpretación clara, precisa y muy elegante. Perfecta para las texturas lujosas de Ellington. Una delicia que además incluye temas bastante menos conocidos. Y como cierre, un par de delicatessen. Dos piezas nuevas firmadas por Strayhorn que celebran el encuentro: la larga suite instrumental «Portrait of Ella Fitzgerald» (con narración del propio Ellington) y «The E and D Blues (E for Ella D for Duke)» con otra muestra antológica del scat de Ella.

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