Concierto de Kenny Garrett en el Café Berlín de Madrid

Texto: Manuel Recio

Fotografías: Jaime Massieu

El saxofonista de Detroit mostró junto a su engrasado quinteto que es uno de los candidatos a reinar en el jazz actual. Riesgo, velocidad y un sonido versátil fueron su mejor carta de presentación en la noche del 27 de octubre ante un abarrotado Café Berlín madrileño.

Si el jazz fuese una nación, los saxofonistas serían los presidentes del parlamento. Presidentes fueron Lester Young (‘Prez’ era su apodo de hecho), Coleman Hawkins, Charlie Parker o John Coltrane. Casi nada. Todos ellos saxofonistas que presidieron la nación del jazz durante algún tiempo. Kenny Garrett todavía no ha llegado a tanto pero es uno de los presidenciables en esta convulsa parte del siglo XXI que nos ha tocado vivir.

Concierto de Kenny Garrett en Café Berlín

En sus inicios tocó —nada más y nada menos— que con la orquesta de Duke Ellington y con el mismísimo Miles Davis. De ellos heredó ese lenguaje bop de su estilo y la brillantez del swing en su sonido. Galones no le faltan por tanto. Cuando apareció sobre el escenario del Café Berlín de Madrid, su traje gris galáctico refulgía, su saxo alto mucho más. Dos pases de poco más de una hora ante un salón repleto de curiosos, donde se mezclaban aficionados de toda la vida con algunos de los mejores músicos de jazz de la escena madrileña. La categoría del público marca la grandeza del artista. Y Garrett es un músico grande.

Coronado con un gorro de deidad africana a juego con el traje, sopló las primeras notas y ya pudimos ver (más bien escuchar) que la noche iba de fraseos vertiginosos. Volatilidad melódica, riesgo armónico, consistencia tímbrica y unos agudos que todavía rechinan en el oído medio de los asistentes fueron sus galones.

Quizás a veces pecaba de excesiva velocidad en sus fraseos. Nunca perdía, eso sí, la comunicación con su banda, una pléyade de excelentísimos y jóvenes músicos (a excepción del percusionista) donde la base rítmica tejía una esponjosa alfombra donde brincaban con éxtasis el pianista y el propio Garrett. La percusión aportaba otros matices: ora texturas ornamentales, ora ritmos tribales, ora ambientes misteriosos.

Concierto de Kenny Garrett en Café Berlín

El excelso quinteto de Garrett presentó los temas de su último disco “Do you dance”, aunque —todo hay que decirlo, bailar bailar, poco— apenas habló y se pasó grandes pasajes del concierto de espaldas al público. ¿Timidez?, ¿concentración?, ¿mística? Cualquiera sabe. El New York Times llegó a decir de él que era uno de los mejores saxofonistas altos desde Charlie Parker. Si el New York Times lo dice será por algo. Desde luego que Garrett tiene cualidades de sobra para reinar esa mal llamada nación del jazz. La pregunta es: ¿cuánto durará su reinado?

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