Texto y selección: Manuel Recio
Desde Chicago, Chess Records fue la responsable de que los sonidos del blues rural se electrificaran, de que la fiereza del soul sureño se dulcificará en exquisitos arreglos y de que el primigenio rhythm’n’ blues se transformará en rock and roll. Muddy Waters, Chuck Berry, Etta James o Howlin’ Wolf son tan solo algunos sus artistas más destacados. Con esta lista hacemos un repaso a una de las discográficas más influyentes en la historia de la música americana.
Con la muerte de Phil Chess el pasado 18 de octubre en Tucson, Arizona, se pone una suerte de punto final a la historia de Chess Records, el imperioso sello discográfico que fundó junto a su hermano Phil en 1950 en la ya mítica dirección del 2120 de South Michigan Avenue, en Chicago.
Estos dos inmigrantes judíos procedentes de Polonia se movían como pez en el agua en el mundo de los negocios y los trapicheos del Chicago más subterráneo, pero además tenían un innato instinto musical. Gracias a ellos, Muddy Waters realizó sus primeras grabaciones y transformó para siempre el sonido del blues. O el irreverente y mujeriego Chuck Berry realizó, casi sin saberlo, la transición de los sonidos del rhythm ‘n’ blues negro al lenguaje universal del rock.
En el terreno del soul, Chess tuvo que competir con dos pesos pesados: Motown en Detroit y Stax Records en Memphis. Su propuesta no obtuvo el éxito comercial de estas, sin embargo consiguió facturar un estilo propio (conocido como el «soul de Chicago») donde predominan los arreglos de cuerdas, las ampulosas orquestaciones y el refinamiento sonoro. Etta James o Fontella Bass son sus máximos exponentes.
La importancia de Chess Records no solo está en su incomparable catálogo de artistas, sino que traspasa épocas y fronteras: no se entendería la música de los Rolling Stones (que grabaron un disco en Chess) o de los Beatles sin los acordes que una vez salieron de ese viejo almacén del sur de Chicago.