Texto y selección: Manuel Recio

«Esta mañana recibí una carta, ¿qué crees que decía? Corre, corre, la chica que quieres ha muerto». El enigmático comienzo de «Death letter blues» dice mucho de lo agitada que fue la vida de Son House, uno de los padres del Blues del Delta. Estas cartas muertas nos sirven como excusa para profundizar en la figura de uno de los personajes más fascinantes de la historia del blues. No apto para corazones débiles.

Parecía estar recitando un salmo del Antiguo Testamento, un inquietante sermón que no dejaba indiferente a nadie. Para Son House el blues era una música del diablo. De pequeño, sólo el mero hecho de coger una guitarra le parecía pecado. Nunca tuvo el más mínimo interés en dedicarse a la música. Trabajó recogiendo algodón, como operario de tractor, como chef de cocina, cargando maletas, como obrero, como ganadero…

Eddie ‘Son’ House Jr.  nació un 21 de marzo de 1892 en Riverton a tan sólo 3 kilómetros de la localidad de Clarksdale (Mississippi), centro neurálgico del blues rural. Desde el principio fue conocido con el apodo de ‘Son’ para distinguirle de su padre, Eddie House Sr. guitarrista y cantante. Su vida fue, como la de otros muchos bluesmen, errante, dispersa, polémica y contradictoria.

Pasó una temporada en prisión por un supuesto asesinato y grabó algunos de los blues más legendarios de su época. En un momento dado se cansó de cantar y se metió a predicador. Fue redescubierto en los años 60, cuando los músicos del blues rock reivindicaron su legado y le dieron una segunda vida.  Con esta lista Spotify repasamos una colección de canciones que atrapan por su simpleza y fragor.

Así lo definió el historiador Ted Gioia en su libro Blues: la música del Delta de Mississippi: «calificar sus interpretaciones de ‘canciones’ es una licencia poética. Son recitativos melismáticos, inquietantes y evocadores, impulsados por su nerviosa guitarra, que emplea sólo el material melódico y armónico más sencillo. Quienes quieran descubrir las raíces del blues en la épica de los griots africanos pueden defender sus tesis apoyándose en interpretaciones como éstas».