Texto y selección: Manuel Recio
Ellos definieron el sonido de una época. Si pensamos en Nueva Orleans enseguida nos viene a la cabeza un desfile del Mardi Gras con una banda de metales animando el cotarro. Pero a mediados de los años 50, con los insignes Professor Longhair y Fats Domino como cabezas visibles, surgió una generación de pianistas que adaptaron los ritmos caribeños, del blues y del jazz de la Crescent City a las teclas de nácar blancas y negras. Dr. John fue uno de sus discípulos más aventajados. Preparen un plato de gumbo, sazónenlo con un poquito de salsa roux y disfruten de los sonidos pantanosos de los pianistas de Nueva Orleans.
Reivindicamos el legado de esos grandes pianistas de Nueva Orleans que mezclaban sin complejos la tradición sonora de la ciudad que vio nacer el jazz con los sonidos del soul, rock, del funk o del rhythm’n’blues. El padre de todo esto fue Professor Longhair, creador de clásicos inmortales como «Tipitinas» o «Mardi Gras in New Orleans». Su inconfundible estilo criollo nos transporta directamente a una fiesta en el corazón del French Quarter.
A Mac Rebennack, quien en un principio se dedicó a la guitarra antes de atacar al piano, nadie le conocía por su nombre de pila sino por el de Dr. John. «Una de las primeras imágenes que me viene a la memoria y que recuerdo con cariño es que todo el mundo tocaba el piano en mi barrio. No exagero si digo que la mayoría de los músicos del Third Ward tenían un piano en su casa«, confesaría.
Y en el lado más rock’n’roll tenemos al fantástico Fats Domino, uno de los padres del género. Durante los años 50 Fats fue el cantante negro que más discos vendió en Estados Unidos. La antológica «My Blueberry Hill» puede ser responsable de ello.