Texto y selección: Manuel Recio

Hablar de Aretha Franklin es hacerlo de una de las grandes voces soul. No en vano, por algo es llamada Lady Soul, la Dama del Soul. Con toda probabilidad nos encontramos ante una de las voces más versátiles y reconocibles del género. Pero Aretha no solo ha cantado soul como nadie, cuando ataca espirituales, gospel, jazz o blues nos deja con la boca abierta igualmente. Ante una trayectoria tan amplia no podemos por menos que caer rendidos a sus encantos y desear que siga por mucho deleitándonos con su portentosa potencia vocal.

Aretha Louise Franklin nació en Memphis en 1942 en el seno de una familia de predicadores. No es raro por tanto que la joven Arehta se iniciara en esto de la música cantando en las iglesias en un trío vocal junto a sus hermanas. En 1961 la niña prodigio es fichada por el productor John Hammond para la discográfica Columbia, donde combina potentes gemas de soul con incursiones en el repertorio del jazz. En 1967 ficha por Atlantic y se produce su verdadero despegue artístico. Una de sus características musicales más destacables es que Aretha no era solo una exquisita voz, también tocaba el piano y componía. A esta etapa pertenecen la mayoría de sus grandes clásicos al tiempo que graba alguno de sus discos más exitosos como «Lady Soul» de 1968.

Durante los 70 y 80 Aretha no dejó de cantar soul pero también exploró otros terrenos como el rock o el pop. Daba igual lo que cantara, todo lo convertía en oro. Desde los 90 hasta ahora (sigue en activo y es de las pocas artistas que ha sido capaz de emocionar al presidente Obama) Aretha puede presumir de uno de los legados más espectaculares de la música soul. Para el recuerdo quedará su mítica aparición en la película «Granujas a todo ritmo», de los Blues Brothers, haciendo una impresionante versión de «Think».

Síguenos en Instagram

instragram

Síguenos en Facebook

Síguenos en Twitter