Texto: Luis Miguel Flores
Inteligente. Lejos de intentar imitar lo inimitable, Dr. John homenajea a Louis Armstrong con Ske-Dat-De-Dat… The Spirit of Satch imponiendo su propia personalidad musical. Jugando en casa. Con un puñado de colaboradores de campanillas. Y por lo general bien escogidos. Tanto las trompetas (Nicholas Payton, Terence Blanchard, Arturo Sandoval, James Andrews) como las voces (The Blind Boys of Alabama, Shemekia Copeland, Bonnie Raitt, Anthony Hamilton, Telmary) huyen del calco. Importante todo ello si se trata de honrar, más que de emborronar, el inmortal legado de Louis Armstrong. Prueba superada.
Notable es el esfuerzo y notables los resultados. Mac Rebennack rinde tributo a su paisano sin perder ni un átomo de su escurridiza personalidad. Para empezar, así sin red, se lleva el tópico «What A Wonderful World» (quizá hasta ahora la única versión que logró apartarse del original para crear algo verdaderamente interesante fue la de Joey Ramone) a territorio bailable y tremendamente funk con el toque gospel de los Blind Boys Of Alabama y la brillantísima trompeta de Nicholas Payton.
A continuación la emprende con la no menos conocida «Mack The Knife» armado con la elegantísima ayuda a la trompeta de Terence Blanchard. Lástima que el rap de Mike Ladd acabe enmarañando la versión y no aportando gran cosa. Todo lo contrario que la brillante aparición de la MC cubana Telmary en «Tight Like This», apoyada por su compatriota Arturo Sandoval.
Por suerte en este disco cada error se compensa al menos con un acierto. Y si «Sometimes I Feel Like A Motherless Child» (con la voz de Anthony Hamilton) bordea peligrosamente los charcos del smooth jazz, «Dippermouth Blues» (donde se pronuncia ese «Ske-Dat-De-Dat» que titula el disco) es una fiesta llena de mojo y funk arrastrado levantada por los trompetazos de James Andrews, al que llaman «el Satchmo del ghetto». Por cierto, ese Dippermouth (boca de cucharón) fue uno de los primeros motes de Armstrong, impuesto por su especial forma de colocar los labios al tocar.
Por si fuera poco, luego llega el triunfo de «Sweet Hunk O’ Trash» y sus toques casi reggae, un dúo travieso con la gran cantante de blues Shemekia Copeland que rememora el de Armstrong con Billie Holiday. Añadan un fantástico piano eléctrico diabólico y distorsionado del Doctor. Y el solo de trombón con pedales de Sarah Morrow, co-productora del disco y controvertida (para algunos; no para mí, que estuve en este concierto) directora musical de los actuales Nite Trippers de Dr. John.
Corrijo en parte lo que he dicho antes: Arturo Sandoval sí se atreve a imitar (con bastante gracejo, además; no en vano cualquier trompetista posterior a Louis está influido por él) el estilo de Armstrong en su solo de «Memories Of You», que por cierto nos devuelve a Dr. John en su hasta ahora olvidado registro de crooner destartalado. Registro que asoma también en la deliciosa «Wrap Your Troubles In Dreams» con -de nuevo- The Blind Boys Of Alabama.
Pero es que todavía hay que mencionar la call-response puramente gospel de «Nobody Knows The Trouble I’ve Seen» entre Ledisi y las fabulosas McCrary Sisters. O ese dúo -tan groovy como ronco- entre Dr. John y Bonnie Raitt en «I’ve Got The World On A String». Y, como no, la tremenda celebración que une a Dr. John con la Dirty Dozen Brass Band en «When You’re Smiling (The Whole World Smiles With You)». Un «funeral de jazz» al más puro estilo Nueva Orleans que, no podía ser de otro modo, cierra el disco. Aunque, ojito, «el espíritu de Satch» está más vivo que nunca. Gracias, Doctor, por esta labor… de amor.